16 errores que hacen engordar. ¿Cuántos comete usted?
En la década de
1960, comenzó a propagarse una idea totalmente errónea en torno a la
alimentación: comer grasas engorda. Falso. Comer cosas grasas no le va a hacer
engordar. Lo que engorda es el exceso de calorías ingeridas en relación con las
calorías quemadas, lo que a su vez va unido al estilo de vida (actividad física
que realiza, etc.).
De todos los alimentos,
los azúcares y las
féculas (glúcidos) son los que más engordan, ya que alteran el metabolismo y
el apetito, y lo cierto es que la mayoría de los productos etiquetados como “0%
materia grasa” los contienen en gran cantidad. Sobre este punto coincide ya todo
el mundo: desde que se ha impuesto la moda del “0% materia grasa”, la obesidad
se ha convertido en una epidemia. El número de niños con sobrepeso u obesos es
el triple del que había antes.
Y sabemos por qué: toman más azúcares (en
forma de galletas, caramelos, refrescos, meriendas diversas), pero también en
forma de cereales y féculas, productos que se presentan como saludables al tener
un bajo contenido en grasas. Si existe una política pública que haya fracasado,
ésa es la de la lucha contra la obesidad. El mito de la grasa que engorda está
omnipresente en los colegios, en las revistas y en la televisión.
Los
niños aprenden ya desde el colegio que para reducir la ingesta de calorías, lo
más eficaz es reducir las grasas. Las grasas se les presentan como el enemigo
número uno. Sin embargo, éste no es el único mito que en lugar de adelgazar hace
engordar. He aquí 16 hábitos erróneos que hacen engordar:
Error nº 1: Comer sin grasas
Le parecerá disparatado, pero, por el bien
de su salud, le interesa dejar de comprar productos que se vendan con la
etiqueta “0% materia grasa” o algo similar. Menos materia grasa a menudo
significa “más glúcidos” en forma de harinas y espesantes, que provocan un pico
de azúcar en sangre, un pico de insulina, e inmediatamente después un ataque de
apetito brutal. Reducir en su alimentación la parte de glúcidos a favor de las
proteínas y las grasas le va a permitir almacenar menos grasas corporales y
disminuir la sensación de hambre.
Error nº 2: No preocuparse por la nutrición
Cuando unos investigadores
canadienses proporcionaron consejos sobre alimentación y estilo de vida
saludable a un grupo de más de mil personas, constataron que el simple hecho de
leer y plantearse preguntas sobre la nutrición más adecuada ¡hacía que se
empezase ya a adelgazar! Las personas que habían respondido al cuestionario
comenzaron a comer mejor y a practicar más actividades físicas en su vida
diaria.
Error nº 3: Dormir demasiado o no lo suficiente
Según los investigadores
de la Escuela de Medicina de Wake Forest, las personas que duermen cinco horas o
menos acumulan 2,5 veces más grasa abdominal que el resto. Ésta es la grasa más
peligrosa, ya que se acumula alrededor de los órganos internos, al contrario que
la grasa que se encuentra en los muslos, por ejemplo.
Pero el
problema también afecta a las personas que duermen demasiado, es decir, más de
ocho horas cada noche.
Debería dormir entre seis y ocho horas todas las
noches; ésa es la duración óptima del sueño para mantener un buen peso y una
buena salud en general.
Error nº 4: Comerse todo lo que nos ponen gratis en el restaurante
Las patatas fritas o los cacahuetes pueden ser
gratis en el restaurante, pero eso no quiere decir que no los vaya a pagar más
tarde, y además bien caro. Si come estos complementos a lo largo de la comida, está
sumando calorías.
Son calorías vacías, que no tienen ningún interés
nutricional, pero que hacen engordar.
Error nº 5: Tomar refrescos
Prácticamente inexistentes hace cuarenta
años en Europa, las bebidas gaseosas y azucaradas son consumidas todos los días
por muchos niños y adultos. ¿Por qué es esto tan perjudicial? Porque tomar uno o
dos refrescos al día aumenta el riesgo de sobrepeso u obesidad en casi un 33%,
según puso de manifiesto un estudio ya en el año 2005.
Los refrescos 0%
son también malos para la salud, ya que trastornan el apetito y mantienen la
dependencia del azúcar.
Error nº 6: Comer demasiado deprisa
Si nuestro cuerpo, tan
maravillosamente diseñado, tiene un defecto, es el siguiente: el estómago tarda
veinte minutos en decirle al cerebro que ha recibido suficiente comida.
Eso significa que, cuando usted está comiendo y su estómago ya está
lleno, el cerebro todavía no lo sabe. ¡Y sigue mandándole mensajes de hambre! Un
estudio del
Journal of the American Dietetic Association ha constatado
que las personas que comen despacio consumen 66 calorías menos por comida. Pero
a pesar de eso, comparadas con las que comen deprisa, ¡tenían la impresión de
haber comido más! ¿Y qué son 66 calorías?, quizá diga usted. Pues bien: si hace
eso en todas las comidas, significa sin duda kilos de más con el paso de los
meses.
Error nº 7: Ver demasiado la tele
Un estudio de la Universidad de
Vermont ha comprobado que las personas con sobrepeso que reducen a la mitad el
tiempo que pasan frente al televisor queman 119 calorías más todos los días.
¡Eso significa 6 kilos al año!
Este resultado se logró gracias a un
aparato que apagaba automáticamente la televisión.
Si usted es
aficionado a la tele, intente por lo menos hacer algo más al mismo tiempo, como
pelar verduras, planchar o cualquier otra actividad manual. Incluso una
actividad poco intensa aumentará el consumo de calorías. Además, si tiene las
manos ocupadas con algo, tendrá menos tentación de... meterlas en un paquete de
galletas, de caramelos o de patatas fritas.
Y es que el picoteo es el
tercer gran peligro de pasar el tiempo frente al televisor, después del
sedentarismo y... ¡el atontamiento!
Incluso si tiene bici estática,
puede ser una buena opción ponerse a pedalear delante de la televisión.
Error nº 8: Pedir un menú en el restaurante
Un estudio de la revista
Public Policy & Marketing muestra que, cuando se pide a la carta, se
consumen 100 calorías menos que cuando se pide un menú.
¿Por qué?
Porque, al tomar el menú, uno siente que tiene “derecho” a comida
incluída en el menú, que no habría pedido necesariamente si le hubiesen dado a
elegir y la tuviera que haber pagado específicamente.
Es la
voluntad, por otra parte natural, de querer obtener el máximo posible por el
dinero que se ha pagado, lo que nos lleva a aceptar en el restaurante un postre,
una bebida azucarada o una ración de patatas fritas que no habríamos tomado
necesariamente si hubiéramos tenido que pedirlos y pagarlos aparte.
Error nº 9: Comer en platos grandes
Un estudio ha observado que, cuando
se les da la opción, el 98,6% de las personas obesas elige el plato más grande
antes de servirse comida. Es algo mecánico: cuanto mayor es el plato, más
probabilidad hay de que uno se sirva una ración grande. Es mejor usar platos
pequeños y repetir si es necesario.
Error nº 10: Poner toda la comida en la mesa
Prepárese su plato en la
cocina, y luego vaya a comérselo al comedor, sin poner toda la comida en la
mesa. Si come en la cocina, colóquese de espaldas a la comida preparada, así
evitará que el apetito se estimule mientras come.
Un estudio publicado
en la revista
Obesity ha constatado que, cuando las personas se sientan
frente a un bufé bien surtido, comen un 35% más durante la comida.
Error nº 11: Elegir pan blanco
Un estudio del
American Journal of
Clinical Nutrition ha observado que, cuando las personas obesas sustituyen
el pan y los productos elaborados con harina blanca por pan y productos
elaborados con cereales integrales, pierden más grasa abdominal al cabo de doce
semanas. Sin duda hay varios factores en juego, pero el principal de ellos es
que los cereales integrales son saciantes y aportan más vitaminas y minerales.
En todo caso, los cereales, incluso los integrales, deben tener una presencia
mínima en la alimentación si se quiere perder peso.
Error nº 12: Comer bocados grandes
La revista
American Journal of
Clinical Nutrition ha constatado que las personas que comen con bocados
grandes consumen un 52% de calorías más en cada comida que aquellas que comen
bocados pequeños y mastican más tiempo.
Al repartir el alimento en
trozos pequeños, se aumenta la sensación de saciedad y se aprovecha mejor lo que
se come.
Error nº 13: No beber antes de comer
El agua ocupa espacio en el
estómago y contribuye a la sensación de saciedad. En un estudio de la
Universidad de Utah, las personas que seguían un régimen y que debían beber dos
vasos de agua antes de cada comida perdieron un 30% de peso más que las demás.
Error nº 14: Olvidar pesarse
Pesarse con regularidad refuerza las
probabilidades de lograr los objetivos de perder peso y hace que sea más difícil
hacer trampas. Cuando unos investigadores de la Universidad de Minnesota
hicieron el seguimiento de personas que se pesaban todos los días, observaron
que perdían peso dos veces más rápido que las demás.
Para evitar los
errores de apreciación debidos a las fluctuaciones naturales de peso, pésese
todos los días a la misma hora pero sin obsesionarse, pues el peso puede variar
mucho de un día a otro y no necesariamente a la baja, debido especialmente a las
variaciones hormonales.
Error nº 15: Tomar zumos
Tomarse un zumo de manzana no equivale a
comerse una manzana, ni un zumo de naranja equivale a una naranja.
Una
encuesta pública de la Escuela de Salud Pública de Harvard, publicada en el
British Medical Journal, indica que beber tres zumos a la semana eleva el
riesgo de diabetes un 8%, mientras que comer tres piezas de fruta enteras lo
disminuye en un 7%. Este porcentaje era incluso del 19% para las uvas, del 14%
para las manzanas y las peras y del 12% para los pomelos.
Los zumos
se digieren más rápidamente. El azúcar de la fruta (fructosa) pasa más rápido a
la sangre y enseguida es metabolizado por el hígado, que lo transforma en grasas
en lugar de utilizarlo progresivamente para proporcionar energía.
Error nº 16: Comer por efecto de las emociones
Un estudio de la
Universidad de Alabama ha observado que las personas que reconocen que comen en
respuesta a una situación de estrés emocional tienen un riesgo trece veces más
alto de padecer sobrepeso u obesidad. Si usted tiene la impresión de que come
para compensar el estrés, pruebe a beber agua, dar un paseo o, si eso no
bastase, masticar un chicle sin azúcar (un mal menor).
Cada uno de estos
errores es un detalle minúsculo en el día a día; quizá le parezca que no suponen
nada pero, acumulados día tras día y mes tras mes, estos hábitos le hacen ir
ganando gramos más y, al cabo de un año, habrá aumentado uno o dos kilos. Y
pasados diez años, se encontrará con diez, doce o quince kilos de más.
Cambiar de hábitos puede hacer que pierda o deje de ganar varios kilos,
unos kilos que ponen en riesgo su salud, ya que las articulaciones sufren y el
riesgo de diabetes y de hipertensión aumentan.
Cambiar de hábitos es
primordial para su salud. Con frecuencia es difícil empezar, pero el esfuerzo
vale la pena.
¡A su salud!